Cartas

Gracias, extractivistas

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Señor Director:

En las últimas semanas, hemos visto cómo diversas columnas señalan a la estructura productiva, excesivamente concentrada en actividades extractivas, como una de las causas del bajo crecimiento tendencial proyectado para Chile.

Aunque algunos relatos parecen inquebrantables, intentemos abordarlos nuevamente: los fundamentos clásicos del crecimiento económico se basan en la acumulación de factores -trabajo y capita- y en la capacidad de combinarlos de manera eficiente, lo que incluye la tecnología o productividad total de los factores. Para acumular capital de manera efectiva, lo esencial es la inversión.

El último Informe de Política Monetaria del Banco Central evidencia que la inversión minera es la que realmente está impulsando el crecimiento. En 2023, representó un 6,5% del PIB real, acercándose a los máximos históricos de 2012-2013. Según Cochilco, la inversión minera proyectada para 2025-2027 superará en US$ 1.700 millones a la de 2024. En contraste, la no minera sigue por debajo de los niveles prepandemia y no muestra señales claras de recuperación. El Banco Central estima que este impulso en la inversión minera agregará 0,75 punto porcentual al crecimiento del PIB entre 2024 y 2026. Los efectos de arrastre son significativos y contribuirán a compensar la debilidad en otros sectores.

Sería ideal diversificar hacia industrias más sofisticadas. Sin embargo, los hechos son contundentes: Google ha descartado su datacenter en Cerrillos, y Sinovac sigue dudando en invertir en Chile, a pesar de los esfuerzos del Gobierno. Mientras tanto, la minería sigue siendo el pilar que sostiene el crecimiento económico del país.

Henry Wachtendorff

Profesor de economía, Universidad Adolfo Ibáñez

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